a un extraño viajero
de avanzada edad
y canas en el pelo.
De mirada dulce y
voz de terciopelo,
una vez al mes
pasaba por el pueblo.
Sentado en su cajón
hablaba sin cesar
a quien quería escuchar.
Hablaba de paz,
hablaba de amor.
Hablaba de esperanza,
hablaba de ilusión.
Que bonitas palabras
cuanta emoción
al oír al viajero
contar su narración.
No quería fama
ni tampoco dinero
solo quería atención
el extraño viajero.
Con el aprendí
una gran lección
"SABER HABLAR
ES PRIMORDIAL,
PERO AÚN MÁS
SABER ESCUCHAR."
1 comentario:
A mi me pasó algo similar con un astrólogo argentino con el cual me encontré en la calle Cuba de Valencia, me dejó una profunda huella su sabiduría y su conversación.
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